La endometriosis

La endometriosis es una enfermedad que sufren algunas mujeres en edad fértil, especialmente entre los 30 y 40 años, y que es mucho más común de lo que se puede pensar teniendo en cuenta lo poco que se conoce aún de ella. Se podría decir que es la gran desconocida a pesar de que un 10% de las mujeres, a nivel mundial la padece. Algunos casos podrían tener origen hereditario, aunque no es una enfermedad que pase de madres a hijas de manera directa.

Es muy importante darle la visibilidad necesaria a esta enfermedad para poder concienciar a la población de su existencia, facilitar su diagnóstico y que cada vez sea más habitual hablar de ella y poder eliminar tabús al respecto. Cuanta más información se pueda tener al respecto más fácil será que se pueda detectar que existe un problema y acudir al médico. Ciertos síntomas se pueden confundir con otros desórdenes menstruales menos relevantes, restándole importancia y aumentando las consecuencias debidas a la demora de su diagnóstico, especialmente sobre la capacidad fértil de la paciente. De media, en España, la endometriosis se detecta a la quinta consulta médica que se realiza por sus síntomas.

Existe una gran ignorancia al respecto de esta enfermedad y, a pesar de lo común que es, la sociedad no la tiene en cuenta en el momento de percibir sus efectos, lo que acaba provocando mayores daños que pueden acabar teniendo consecuencias graves en la capacidad fértil de la mujer.

¿Qué es la endometriosis?

La endometriosis es una enfermedad que tiene su origen en la extensión del tejido endometrial fuera de la cavidad uterina, y acaba desarrollándose anormalmente en otras zonas del cuerpo, como por ejemplo en los ovarios, trompas de Falopio, los ligamentos uterinos o la vejiga. El desarrollo de este tejido fuera del útero puede propiciar la creación de implantes inflamatorios crónicos y la aparición de quistes, que posteriormente pueden dificultar mucho las posibilidades de conseguir un embarazo.

Los ovarios son los principales afectados por esta enfermedad, padeciendo un deterioro de su tejido, pudiendo provocar una reducción de la cantidad y de la calidad de la reserva de óvulos. También puede afectar los mecanismos que regulan la liberación de los óvulos. Si no se controla el desarrollo de la endometriosis, podría dejar mermada la masa ovárica al completo.

En función de la evolución de la enfermedad y de la afectación que tenga en cada mujer (dependiendo sobre todo qué zona ha quedado más dañada) puede acabar desembocando en problemas de fertilidad. La endometriosis es la causa de infertilidad del 30% de las mujeres con problemas para tener hijos.

¿Qué síntomas tiene?

La endometriosis no ofrece una sintomatología igual para todas las mujeres, e incluso el nivel de afectación también depende de cada caso. El problema es que muchas mujeres no perciben síntomas específicos hasta el momento en el que no consiguen quedarse embarazadas, cuando los efectos de la enfermedad ya son ineludibles.

Los síntomas más habituales son dolores abdominales de carácter cólico asociados a la menstruación (llamados dismenorrea), dolor en el bajo vientre en el momento de mantener relaciones sexuales, o una fatiga general excesiva. Todos estos síntomas pueden ser causados por otras patologías, lo que dificulta que la mujer acuda al ginecólogo preocupada y buscando una explicación.

Pueden existir otros síntomas, no tan frecuentes, como pueden ser dolores en la vejiga o problemas gastrointestinales (en función de los órganos que esté afectando), o incluso haber tenido la regla por primera vez a una edad temprana o tener una menstruaciones muy abundantes y frecuentes.

El factor genético también puede influir, así que cualquier mujer que tenga una madre o una hermana con endometriosis son más susceptibles de tenerla.

¿Cómo se diagnostica?

Como hemos comentado la detección de la endometriosis suele ser complicada por la falta de signos o síntomas específicos de alerta por parte de la mujer afectada, incluso en casos de endometriosis avanzadas.  No obstante, cuando se sospecha esta enfermedad, los medios diagnósticos más básicos son relativamente de fácil acceso.

De hecho, existen diversos recursos diagnósticos. El más sencillo es el examen clínico por la inspección y el tacto ginecológico. El estudio ecográfico genital transvaginal, complementará el examen clínico básico y dará mayor alcance diagnóstico.  En muchas ocasiones, este estudio ya resultará suficiente para una correcta orientación diagnóstica. Eventualmente se puede requerir un examen por resonancia pélvica abdominal, o incluso por una laparoscopia. Esta última, es una exploración invasiva del abdomen de la mujer, que puede ser necesaria en algunos casos, e incluso puede tener carácter terapéutico por la extirpación de los implantes dolorosos o quistes endometriósicos.

Como hemos visto, la endometriosis es una enfermedad inflamatoria que afecta a los órganos reproductivos femeninos y que es complicada de detectar por la falta de síntomas específicos. Esta dificultad hace que, en ocasiones, cuando se detecta el problema, la enfermedad se encuentre en un estado avanzado y que ya existan importantes dificultades para lograr un embarazo. No obstante, con la ayuda de la reproducción asistida el sueño de ser madre se puede cumplir.

Cada caso es diferente y, como tal, hay que valorar cada caso clínico de manera independiente, pero el tratamiento al que los especialistas recorren más en estos casos es la fecundación in vitro. Esta opción gana prioridad como más avanzada se encuentra la enfermedad. En algunos casos de endometriosis severa y de larga evolución, puede existir agotamiento ovárico muy importante, no existiendo más opción que una donación de óvulos para lograr la deseada gestación y subsiguiente maternidad.

En los casos en los que la enfermedad se pueda detectar en un estado mucho más inicial, y la mujer aún no desee un embarazo, existirá la opción de practicar una congelación de óvulos propios. De esta manera se puede conservar la calidad ovárica del momento, antes que caiga la cantidad y la calidad de la reserva de óvulos debido a la endometriosis. Cuando le llegue a la mujer el momento oportuno de ser madre, tendrá sus propios óvulos congelados, como recurso para evitar recurrir a una donación.

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